La importancia de la calidad humana detrás de las pantallas

Estamos inmersos en la era de la información, diariamente recibimos impactos desde múltiples canales e infinidad de mensajes que nos invitan a consumir productos y/o servicios que probablemente no necesitamos.

Si bien, las predicciones de McLuhan (La Aldea Global, 1962) sobre la explosión acelerada de las nuevas tecnologías de la información han resultado verídicas, la realidad es que las plataformas digitales no son del todo “espacios democráticos, igualitarios, abiertos o fraternales” sino entornos de promoción con fines económicos.

Sitios como Facebook, YouTube, Twitter, Instagram, entre otros, nacieron por la necesidad del hombre por superar sus limitaciones físicas. Thomas Friedman (La Tierra es plana, 2005) describe a estas plataformas como esteroides, por su capacidad para elevar el potencial humano. En ese sentido Facebook se ha vuelto una extensión de nuestra memoria, Twitter de nuestro lenguaje y YouTube de nuestros ojos; y así podríamos indagar con cada una de las tecnologías actuales.

Al ser estos entornos extensiones de la vida de las personas, se han convertido en canales perfectos para la difusión de contenido con fines lucrativos. Por eso, la tendencia actual del marketing digital es mantener presencia en comunidades virtuales para posicionarse positivamente y así crecer su cartera de clientes; sin embargo, al popularizarse este tipo de tácticas es necesario que las empresas inviertan mayores esfuerzos en estrategias de contenido que las distingan de sus competidores.

Generar una comunidad digital con interacciones similares al relacionamiento uno-a-uno no es nada fácil, a veces las marcas olvidan que detrás de un dispositivo hay una persona, con una historia de vida muy diferente a la de su demás audiencia. La mayor parte del tiempo las marcas actúan sin conocer realmente quién es su público objetivo, lo cual deviene en estrategias mal planteadas y tácticos mal ejecutados.

El objetivo de una campaña de marketing no debe tener necesariamente un fin lucrativo, de lo contrario estaremos cayendo en malas prácticas que solo disgustarán a nuestra audiencia, tal como lo hacen los bancos al ofrecer inmensurables pólizas de seguros. La voz de la marca debe sentirse humana, siempre en modo de escucha, cerca de la audiencia y empático con los temas de la opinión pública.

Entender las necesidades del público y estar en proceso permanente de escucha y mejora, es de vital importancia para el desarrollo de contenidos. De igual manera, los contenidos deben brindar valor o beneficios durante todo el flujo de la comunicación, la utilidad que la audiencia encuentre en la oferta será clave para aumentar el engagement con la marca y hará que se cumplan los objetivos de la campaña.

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